La adversidad actual como consecuencia del Covid-19; las anteriores y actuales crisis que sacuden a diversos países; los conflictos internacionales, la inseguridad personal, la pobreza y la desigualdad; las guerras, la desnutrición, el deterioro ambiental y sus efectos en el cambio climático; la inestabilidad y el desacierto de la acción política y social; las enfermedades existentes, entre otras, son motivos distintos que evidencian la permanencia y extensión de otras crisis que en muchos casos tienen carácter humanitario.
Los siglos que vivimos, el XX y el XXI, han mostrado los horrores de dos grandes guerras mundiales; conflictos y enfrentamientos regionales y nacionales; la existencia de grandes crisis económicas y financieras; la agudización de problemas sociales y políticos en la mayoría de los países.
Al mismo tiempo, ante todo ello, desde el mundo antiguo hasta el moderno que presenta como nunca avances científicos, tecnológicos, comunicacionales, sin precedentes, y en paralelo, la existencia de un pensamiento y doctrina internacional que sostiene la defensa de los derechos humanos, las libertades individuales y sociales, la presencia y actuación de instituciones importantes, la necesidad de la democracia como régimen político y un sistema económico de mercado equilibrado y justo, son elementos que nos aportan un haber constructivo que debemos preservar.
El mundo dispone de las condiciones para sobrevivir y, al mismo tiempo, resguardar nuestra propia integridad ante las amenazas y al mismo tiempo adoptar un comportamiento inteligente, positivo, racional que nos permita existir. “Resiliencia es saber afrontar la adversidad de forma constructiva.Saber adaptarse con flexibilidad y salir fortalecido del suceso traumático” indica Santos (2000).
Debemos fortalecernos ante la adversidad; ser flexibles ante los cambios; sostener nuestra autoestima; aplicar nuestras capacidades; utilizar nuestra inteligencia; actuar con objetivos y valores; defender la vida humana y planetaria; ser solidarios en el mundo que confrontamos y reconocernos como seres dotados de dignidad y valor por encima de todo: vencer, vivir.
