José Félix Díaz Bermúdez (tomado de El Universal)
José Giacopini Zárraga fue un venezolano de excepción. Conocedor profundo de la sociología, la historia y la idiosincrasia nacional; actor de la vida política en acontecimientos fundamentales de la República en el siglo XX; uno de los meritorios impulsores de la Industria Petrolera nacionalizada.
Me unió a su persona distinguida amistad. Conversador extraordinario, debo a su experiencia e intelecto horas magnificas de conocimiento, de apreciación y análisis de lo venezolano.
El argumentaba y describía con brillantez la tesis de los ciclos históricos de Venezuela y con sobrada autoridad los explicaba. Páez, cuya influencia perduró desde 1830 a 1863; los Monagas desde 1847 a 1958; Antonio Guzmán Blanco, desde 1870 a 1887; Joaquín Crespo, desde 1884 a 1898; Juan Vicente Gómez, desde 1908 a 1935, todo lo cual constituye más de un siglo de opresión.
En ellos, con tendencias mayoritariamente autocráticas. existía la creencia de que encarnaban la posibilidad de salvar a la República, cuando lo cierto, es que representaron sus propios intereses.
Un juicio sostenido sobre la realidad del siglo XIX venezolano, que ellos encabezaron, proyectado sobre parte del siglo XX, es el de la sucesiva existencia de gobiernos despóticos, con tiranuelos de toda suerte, unos más ilustrados que otros, pero en definitiva dictatoriales.
Sagradas libertades establecidas desde el nacimiento de la República en 1811, aquellas que inspiraron el movimiento de independencia, fueron holladas después de manera constante tal y como se materializó en el caso de la propiedad, la libre expresión del pensamiento, el sufragio popular, la libertad de conciencia, las libertades políticas, el derecho a la vida y otras libertades personales y colectivas puestas a la merced del jefe de turno y sus áulicos.
Sólo algunos momentos extraordinarios de excepción en el siglo XIX y XX: Vargas luminoso y digno defendiendo la democracia y seguido en el siglo posterior por Gallegos; el período reivindicador de la democracia representativa que permitió: sucesivas elecciones populares, la pluralidad política, el progreso material y social del país en extendidos términos de aproximadamente 50 años, todo lo cual implicó un período de transformación ideológica y práctica que aún hoy pervive en el recuerdo nacional y en la huella material que dejó inclusive la dictadura perezjimenista.
2024 debe representar el inicio cierto de un período de transformación de Venezuela. La imposibilidad de alcanzar un sostenido crecimiento económico; el incumplimiento de la promesa de llegar a ser en el siglo XXI el país mas desarrollado de América Latina (Hugo Chávez); el continuo descenso del estándar del país en todas las mediciones de progreso internacionales; los niveles de desempleo y pobreza; la migración de un cuarto de su población, dan noticia de una realidad preocupante y que nos coloca finalmente ante la necesidad de positivos cambios.
2024 será un año en el cual se definirá la viabilidad de un futuro progreso material y la posibilidad de un real entendimiento y el encuentro de los venezolanos bajo la guía de una nueva política. Será un año en el que se definirá la posibilidad de una elección presidencial con reales garantías y libertades políticas. Será un año en el cual debe recuperarse la confianza bajo las claves de hechos y conductas que permitan rescatarla. Será un año en que debe plantearse y lograrse un rescate de lo ético ante el pernicioso y sostenido efecto de la corrupción que ha minado las bases morales del país.
Este nuevo año debe ser de cambios significativos que afirmen a la República, a la ciudadanía, a la libertad. Será un año que renueve el sentido institucional sobre el partidista, que siempre ha perjudicado la conducción de la Nación.
Debe ser un año afirmativo, en el que el pueblo avance y se vislumbre el futuro regreso de los venezolanos emigrantes y que encuentren, otra vez, la posibilidad de retornar a un país amable, próspero, seguro y donde la educación y el trabajo posibiliten el progreso.
Venezuela, tiene un gran futuro al superar su viejo drama histórico, al afirmar la unidad, al rescatar a la Constitución y sus valores esenciales apreciados en una conducta general que propicie la libertad, la democracia, el crecimiento, la honradez, el pluralismo, la dignidad, el entendimiento nacional. Que sea el año en el que impere expresada pacífica y libérrimamente la voluntad popular definidora del mañana.
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