Su nueva sinfonía, la última que compuso, es un himno extraordinario que subliminal el espíritud humano y significa un homenaje eterno a la paz, a la vida, a la libertad.
El mundo ha celebrado, escuchando, con la fuerza incomparable de sus creaciones, la telúrica fuerza de su alma volcánica, de la que brotaba fuego, llamaradas ardientes, sonidos de lo profundo de la tierra, la música que inspiró ejércitos y exaltó el heroísmo; la música que condenó la muerte, elevó la vida, glorificó la paz; la música de Beethoven que de pronto tenía suavidad y elegancia sin dejar de ser pasión.
En su casa natal de Bonn aprecié sus objetos, su ambiente, su piano, la figura en yeso de sus manos, firmes, robustas y cómo su vida transcurrió entre dolores propios y pudo expresar con su genio la manera determinada y útil de enfrentar la vida, dominar la adversidad, seguir componiendo y escuchando su música, sordo ya, sientiendo la vibración de los objetos al tocar.
Conversé sobre Beethoven con una de las pianistas más destacadas de España, doctora en música por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Valencia, Summa cum laude por su virtuosismo en la Escuela Superior de Música de Colonia, la profesora Marisa Blanes, quien ejecutó un destacado concierto sobre el músico en el Almudín de Valencia, y nos decía sobre el célebre maestro: “… es uno de los pilares de la cultura europea y también universal puesto que él es el que enlaza el clasicismo con el romanticismo, con él cambia toda una era de la música, Beethoven es crucial”.
Su sufrimiento personal lo transformó en mensaje, en lección, en obra musical imperecedera, genial, y al considerar en este tiempo difícil el significado de la música de Beethoven y de otros que: “no es solo entender con la mente sino transportarse a otro nivel de conciencia y dejarse llevar a esos lugares donde la perfección y el sentimiento tienen también un lugar muy importante”.
Nació en Bonn, Alemania, el 16/12/1770, 250 años que el mundo ha celebrado por doquier y lo hace aún. Su Novena Sinfonía, la última que compuso, es un himno extraordinario que sublimiza el espíritu humano y significa un homenaje eterno a la paz, a la vida, a la libertad.
Vivió la pobreza, vivió la grandeza, transcendió y permanece como uno de los grandes creadores de la humanidad.