Una Estatua de Bolívar

Para sorpresa grata del gentilicio que tiene motivos de orgullo, exaltación sin vanidad, esperanza de reivindicación por los merecimientos y los logros, los actos y propósitos, sentí profunda satisfacción venezolana y latinoamericana al ver, al encontrar en una vía principal un busto de Bolívar. Lo aprecié de manera sorpresiva al andar por una avenida de Valencia denominada América. Allí estaba el héroe caraqueño en bronce, el héroe venezolano, el héroe universal. Allí estaba el Libertador como en tantos sitios de España, de América, del mundo,por el hecho admirable de su obra como redentor de los pueblos libres.


Bolívar es para nosotros y para muchos de quienes aspiramos el enaltecimiento del hombre, la vigencia de los derechos, el respeto a la soberanía, la igualdad, la convivencia entre naciones un patrimonio común. Es un hombre extraordinario que lidió en todos los lugares a los que llegó de nuestra América por su independencia, por la República, por la unidad, por la democracia, por la vigencia de los derechos del hombre y del ciudadano inspiración indispensable para un tiempo mejor.

Bolívar es una presencia fundamental que nos debe motivar a grandes obras, a señalados compromisos y propósitos. Debemos reivindicar al país de tantas formas en lo moral, en lo ético, en lo social, en lo político, en lo económico, en lo afectivo. 

Los venezolanos que antes éramos motivo aprecio, recepción, amistad, tal vez envidia para algunos, de afecto para muchos, hoy nos vemos en situaciones dolorosas ante la necesidad que padecemos y ante la situación de haber salido fuera. Nuestro pasado nos debe hacer reflexionar; nuestros errores los debemos asumir; nuestra necesidad de rectificación resulta indispensable, nuestro futuro debe ser diferente.

Bolívar y su obra nos invita constantemente a rescatar lo que somos, a ser mejores de lo que fuimos, a transformar nuestra realidad, a no cometer los mismos errores. El pueblo que fue grande no puede ser pequeño ahora; el pueblo que liberó naciones no puede someterse. 

Una vez escribió José Martí que: “Bolívar tiene mucho que hacer en América todavía”; el:“pueblo de Bolívar” como lo denominaba Andrés Eloy Blanco tiene mucho que hacer por sí mismo y por los otros otra vez. 

Debemos rescatar a Venezuela; devolverle a Venezuela sus derechos, su honor, su virtud; salvar a la patria de sus males; corregir muchos vicios; restablecer la dignidad; apreciar lo que somos y lo que podemos ser; hacer sentir nuestros valores, nuestras obras, nuestra historia; ambicionar y alcanzar lo que podemos ser. 

No puede sorprendernos pues que el nombre de Bolívar esté presente en ciudades y pueblos de España. Lo he encontrado en plazas, en parques, calles, monumentos. Bolívar es una gloria de la hispanidad. El nombre de Bolívar está en la conciencia universal, en la historia de lo mejor de América, en la historia de Venezuela y el sentimiento de su pueblo que ha sufrido y padecido inmensamente pero debe alcanzar nuevamente su nivel, su orgullo, su bienestar y dignidad.

Es por ello que al pasar por la Avenida América en Valencia de España y reconocer el busto del héroe, he sentido en toda su grandeza a la patria lejana. 

El hermoso busto fue donado por el presidente Caldera a Valencia y erigido por ella en el año 1973. El mismo tiene la siguiente inscripción, entre otras: “Valencia a Bolívar”, sostenido por una mujer y junto a ellos, árboles frondosos de amarillas naranjas.

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