José Félix Díaz Bermúdez
Su nombre exhala la dulzura, la piedad, el amor. En ella habita la ternura, la luz, la verdad. María, la madre de Dios, pura y santísima, protectora, noblísima, la que consecuente guió y salvó al Señor de todos los peligros como aquel en la que fue preciso huir a una tierra lejana.
María unida entrañablemente a Jesús en la perfección del misterio que evidencia que no puede entenderse a ella sin Jesús y a Jesús sin ella. María que es la madre universal que sin distingos, nos bendice y nos socorre en la peor necesidad, la que ha advertido al mundo a la guerra como aquella vez en Fátima y por mediadores los más inocentes y buenos de la tierra, pequeños pastorcillos como los que vieron el pesebre.
El odio, la impiedad, la traición, el mal retrocede frente a ella. Está en todas partes, aparece en medio de un mundo perdido, desconcertado, enemigo de sí mismo. María convoca multitudes que acuden a su encuentro en Lourdes, en Fátima, en Medjugorje. No hay lugar donde no esté.
Advocaciones maravillosas han surgido por su noble presencia: en México como la de Guadalupe; en Brasil como la Aparecida; en Venezuela como la Coromoto y la del Valle; la del Cobre en Cuba; es también la Milagrosa en Paris; es la Virgen Negra de Polonia.
Acepta como ninguna la voluntad de Dios y el ángel ante ella la titula: “llena de gracia” y el Señor está con ella en toda su plenitud. No hay milagro tan santo como el que en ella se verifica: la existencia de Jesús. Es obediente y está dispuesta, como lo dice a Gabriel, a que se realice la voluntad de Dios.
Madre altísima, madre reverendísima, madre santísima. En ella pasan los días dedicada al cuidado de los suyos: organiza su hogar, le proporciona calidez, prepara los alimentos, mitiga las aflicciones, va al pozo a buscar agua para la sed; acude al templo con humildad y constricción. Ora y el padre la escucha, los ángeles la custodian. ¿Cómo omitirla? ¿cómo olvidarla? ¿cómo apartarla?…
María de Nazaret se le puede llamar o Miriam igualmente pero sobre todo un título otorgado por el Concilio de Efeso, el de: “Madre de Dios”, divinidad reconocida a ella y a Cristo.
Santísima y noblísima; es bella y maravillosa… Ella está en la esencia misma del cristianismo y de la vida.
Su rostro no lo conocemos y el arte se recrea en ella. Los mejores artistas la han pintado con afán indecible blanca o morena tal y como la inspire su nombre.
La imagen que para mí más define su alma, su paciencia y mansedumbre es la que he visto en Valencia, España, en el Museo de Bellas Artes, aquella de Peris. Basta ver como la ha dibujado Murillo o Lippo Lippi. Yo prefiero también si encontramos su imagen, morena como América, como aparece en Guadalupe.
Nace en la vida, se presenta en la muerte, aparece para consolar, aparece para salvar. Allí está con Cristo en la cruz sufriendo el martirio de las doce espadas atravesando su corazón. Ninguna otra imagen más representativa de este dramático momento que el de las dolorosas de Sevilla, mí dolorosa de San Francisco en Caracas, la madre que está en la Iglesia de las Angustias en Valladolid.
La navidad es Jesús y es San José y es María, y son los ángeles, y es la estrella, y es la luz maravillosa que ilumina el pesebre santo, donde Jesús ha nacido y mira por vez primera la pobreza y la humildad.
Recordarla en esta fecha es obligante, solicitar su bendición, que nos guíe en los caminos difíciles, que nos salve de tanta maldad. Mientras el mundo se destroza ella lo santifica; mientras las sombras nos envuelven de sus manos salen rayos que alejan y martirizan al demonio.
María es la madre de todos, la única capaz de insinuar y de lograr de Jesús, aún no listo, su primer milagro.
Jfd599@gmail.com
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El Sr José Feliz Díaz Bermúdez, lo conocí hace más de 30 años, fuimos compañeros de trabajo en PETROQUÍMICA DE VENEZUELA, S.A. Le tengo mucho aprecio, es una persona que puedo catalogar de Intachable, y de quién aprendí mucho y continúo aprendiendo, Un Venezolano ejemplar con quién se puede entablar una conversación sobre cualquier tema porque tiene suficiente madera para hacerlo. Él es como un Cofre lleno de Conocimientos que valen ORO! DIOS BENDIGA INFINITAMENTE A ÉSTE VALIOSO VENEZOLANO!
Muchas gracias apreciada Gladys por tu generoso concepto. Fue un gran honor conocerte. Recibe un fuerte abrazo y de nuevo gracias.