José Félix Díaz Bermúdez
Se han cumplido 125 años del nacimiento del alucinante y destellante poeta Federico García Lorca (05/06/1898), una de las glorias de las letras españolas del siglo XX. Su presencia y su recuerdo flota en tantas partes de España: lo encontramos en la Residencia de Madrid donde se albergó como estudiante; lo encontramos en Valencia entre el recuerdo en la antigua universidad cuando se recordaba el heroísmo de las mujeres en la terrible época de la Guerra Civil; lo encontramos en Valladolid, cuando indagábamos entre los que empezaban a documentar la memoria oculta y callada de España los motivos y las incidencias de su innecesaria muerte.
A lo largo de su vida evocaba sus momentos en la casa de Fuente Vaqueros donde sus imágenes poéticas seguramente comenzaron, allí en los salones, junto a su madre, allí dónde la infancia fue con interés y descubrimiento: “aprender letras y música”, dos pasiones que se vinculaban y que siempre inspiraron su alma creadora.
Fue después en la casa de Valderrubio donde la poesía se estampó en el papel de sus primeros escritos. Allí nació la inspiración para en el futuro transformarse en su obra de teatro: “La Casa de Bernarda Alba”. Pero luego serían otras estancias fundamentales como la de la Huerta de San Vicente dónde su imaginación se desplegó en vuelo magnífico y se estamparon en letras inmortales varias de sus obras: “Yerma”, “Bodas de Sangre” y “El Romancero Gitano”, maravillas de su talento inagotable (allí en la foto).
La fuerza y alegría de su espíritu era proverbial. Los testimonios sobre él dan noticias de su afabilidad y se refleja en su aspecto esa cordialidad con la que saludaba e intercambiaba con la gente. Federico, proyectaba la facilidad de su ingenio y la reciedumbre de su alma para descubrir, escribir de otra manera el amor, el dolor, las desgracias, las alegrías, las esperanzas que se le atravesaban para expresarlas en sus textos. Algunos lo califican como un poeta surrealista.
Su obra como autor y su presencia en las dramatizaciones populares de la: “Barraca”, actividad que le brindó la oportunidad de recorrer muchos sitios de España, constituyó una vivencia extraordinaria que difundió sus creaciones y le hizo vincularse con la gente.
Pueblos y lugares de España, reales e imaginarios, testimonian su paso y su ingenio. Pueblos y lugares de América, reales y diferentes, ya con reconocida trayectoria, también lo conocieron y aquí en otro clima y circunstancia, fue como si su espíritu alcanzara otra dimensión en New York, en Cuba, en Buenos Aires y en Montevideo, revisando, dirigiendo varias de sus producciones teatrales para nuestro público, entre otras: “Mariana Pineda” y “La Zapatera Prodigiosa”.
Sus lecturas, sus conferencias, sus recitales poéticos fueron extraordinarios y, sin saberlo, el poeta se estaba despidiendo, 38 años le bastaron para vivir en una corta vida todas las vidas que faltaron.
Cuando indagué sobre su apresamiento y su dolorosa muerte, se me dijo que había sido por: “una infidencia de alguno de los Rosales” familia en cuya casa pernoctó la última vez. Se le atribuyeron una supuesta relación con los rusos y su condición personal, también que fueron viejos odios, desquites y coincidencias que afloraron en Granada, en aquellos días de desquiciamiento y de venganza de agosto de 1936.
Sus restos no se han querido extraer del lugar donde fueron lanzados en una fosa común.
Mostramos varios testimonios gráficos de distintos momentos de su vida en homenaje a su significado para la literatura universal.
“Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña…”
Esta entrada tiene 2 comentarios
Magnifico y elocuente narrador, ha sabido plasmar en unas pinceladas la grandeza de este gran escritor y dramaturgo. 👏
Muchas gracias, indagando sobre su muerte se han revelado nuevos elementos, fue víctima de una venganza familiar en el peor momento de España. Saludos.