José Félix Díaz Bermúdez
En el Museo de la Prehistoria de Valencia, España, se exhibe una interesante exposición sobre uno de los bienes, objetos, valores universales más codiciados de la historia humana: el dinero.
Definir lo que significa como un objeto de intercambio desde la antigüedad es adentrarnos en todas las implicaciones que ha tenido desde siempre vinculado como está a la riqueza de los países, el intercambio del comercio, el desarrollo de la economía, las relaciones de poder, las ambiciones humanas muchas veces sin límites y escrúpulos.
Por el dinero se han enfrentado naciones, se han desatado guerras, se han realizado las alianzas, se han establecido monarquías, se han levantado repúblicas, se han desunido y destruido familias y personas; se ha escrito la historia.
Pues, la muestra que visitamos, no nos describe todas sus implicaciones que este bien representa pero sí nos presenta parte de su evolución desde la antigüedad, tanto en China como en Grecia, pasando por Roma, por el territorio ibérico y en particular el mediterráneo.
Apreciamos una muestra variada de monedas griegas, romanas y islámicas, Entre las piezas más conocidos encontramos: el Dracma (336323 a.C), el denario (138 a.C), el real (1368-1379), el rubio (1748) y el táler (1780), el Dinar (1018). el ducado (1382-1400), el florín (1416-1458), el Escudo (1516), entre muchas otras.
La juvenil y triunfante figura de Alejandro Magno quedó reflejada en el Dracma datado entre el 336 y el 323 a.C., la Ptolomeo II de Egipto en un hemidracma fenicio de bronce; otras representativas de Nerón y de Marco Aurelio, de los siglos I.III destacan por su origen y por su estado de conservación que nos da una clara idea de la imagen de estos influyentes personajes.
Asociando las monedas españolas con la América Colonial, encontramos sobre el impreso de una Pragmática del año 1772, dos hermosas de oro de los años 1760 y otra de 1774, la primera con la imagen del Rey Carlos III, creador de la Capitanía General de Venezuela
En todos los tiempos y culturas la moneda ha representado el patrimonio material de una Nación, de una ciudad, de sus gobernantes, cuya importancia muchas veces queda reflejada en los detalles artísticos o en la fuerza material que tuvo su signo monetario.