Allende, 50 Años Después

José Félix Díaz Bermúdez

Cuando el 03 de noviembre de 1970, Salvador Allende inició su gobierno en Chile como resultado del triunfo electoral, constituyéndose así en el primer presidente socialista electo por la voluntad popular, se concretó en ese país la posibilidad de que, conforme a las reglas, procedimientos y conductas de la democracia representativa, se alcanzase el poder.

Si bien conocía los conceptos y los mecanismos de quienes se oponían en la izquierda a este modelo de democracia que muchos calificaron de burguesa, Allende respaldó un sistema distinto: la vía constitucional, la vía parlamentaria, la vía pluralista, pretendiendo que en Chile existiese la democracia como parte de un proceso de evolución histórico-político y, en tal sentido, no compartió el establecimiento radical de la dictadura del proletariado, la dirección de un partido único, la violencia política como método de acción partidista y social.

Previamente en Chile, había fracasado en el año 1932 el golpe de Estado que la izquierda y un sector militar realizaron proclamando la: “República Socialista de Chile”, y que, en definitiva, no contó con el apoyo de sectores estudiantiles, intelectuales, castrenses y empresariales y que pretendió el establecimiento un sistema estatista en la economía. Al poco tiempo, después de ese fracasado intento, se celebraron en ese país nuevas elecciones.

En el año de 1971, Salvador Allende ante el Congreso de su país expresó que: “Chile es la primera nación de la tierra llamada a conformar el modelo de transición a la sociedad socialista […]”, lo cual no obstante sus propuestas no lograron realizar.

 

Photo by Granger/Shutterstock  
Chile: Elections, 1964.

La victoria electoral del presidente Allende había sido el resultado de un proceso de integración política de los sectores de la izquierda y que se venía conformando desde hacía muchos años. Igualmente, se estaba manifestando en Chile una afirmativa orientación a favor del cambio en términos de la necesidad de una revolución democrática, que inclusive era planteada como parte de las orientaciones ideológicas del partido Socialcristiano y, en particular, por su predecesor, el presidente Eduardo Frei Montalva, quien coincidía con Allende en varias acciones programáticas.

La propuesta de la Unión Popular (UP) que avaló a Salvador Allende, se centró en distintos aspectos: la formación de un Estado Popular; la instauración de un sistema de economía planificada y estatizada; la nacionalización del cobre; la expropiación y compra de empresas por parte del gobierno; el desarrollo de un proceso de reforma agraria (que ya había puesto en marcha el gobierno Socialcristiano); la adquisición de bancos privados; el mejoramiento de los hospitales; el fomento de la educación y de las actividades culturales, entre otras.

Castro quien estuvo 20 días recorriendo Chile. Una visita que contribuyó a la polarización del país.

No obstante la movilización política propiciadora de la transformación, la economía en Chile se contrajo; las medidas de estatificación no fueron favorables; el precio del cobre descendió; el gasto del Estado en materia social era descontrolado; el notable incremento del valor de los productos y el desabastecimiento se generalizó; y en lo político, la creciente influencia de Cuba y el acentuamiento del sectarismo ideológico generó división y desconfianza y, al mismo tiempo, los partidos de izquierda como el Comunista (PC), el Socialista (PS), el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), la Izquierda Cristina (IC), el Radical (PR) y el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU), evidenciaron diferencias afectándose la unidad.

En Chile durante el gobierno de Salvador Allende fracasó el consenso y el compromiso democrático. El acelerado intento de reformas no contó en el apoyo real de distintos sectores desaprovechando su gobierno las coincidencias iniciales con el partido Socialcristiano. De la misma manera, los extremos influyeron en la ruptura del equilibrio democrático, por un lado, el Partido Nacional (PN) de derecha y, por el otro, sectores de la izquierda como el MIR y el MAPU, que no creían en el funcionamiento de las instituciones republicanas y propiciaban las posturas radicales.

 

 

Allende y el presidente venezolano Rafael Caldera.

El manejo de una equivocada política laboral impuso también medidas sin el debido entendimiento con los sectores empresariales. En lo interno, la existencia de tendencias enfrentadas dentro de mismo partido de gobierno, unos a favor de concertar, y otros a favor de los radicalismos, generaron graves enfrentamientos y tensiones, todo lo cual contribuyó al golpe de Estado militar con dramáticas consecuencias para el país y que supuso la abrupta interrupción de una experiencia democrática que en aspectos fundamentales no supo conducir una verdadera transición como inicialmente lo señalaba Allende pero que en la práctica demostró grandes desaciertos y falencias.

Los extremismos de algunos actores; las influencias y actuación de los Estados Unidos por un lado, y por Cuba en el otro en el marco de la: “Guerra Fría”; las fricciones internas de los partidos de izquierda; la imposición de reformas no concertadas; la no compresión de las realidades políticas del momento permitieron el deterioro del gobierno de Allende y el surgimiento de circunstancias que avalaron el golpe militar que se materializó finalmente el 11 de septiembre de 1973 con el bombardeo de la Casa de la Moneda, el suicidio del Presidente Allende y el comienzo de una atroz dictadura con persecuciones, asesinatos y el exilio de miles de chilenos.

El presidente venezolano Carlos Andrés Pérez.

Venezuela bajo el gobierno de Carlos Andrés Pérez, fue extraordinariamente solidaria y nuestro país abrió las puertas a numerosos chilenos que aportaron a Venezuela su formación, su trabajo y su presencia entre nosotros, política que sostuvieron también otros de nuestros gobiernos democráticos.

Hoy toca a Venezuela comprender la necesidad de recuperar la democracia ante la evidencia de las realidades actuales, de todas nuestras fallas, de las lecciones de la historia y la prioridad de que el país acuda a un proceso electoral transparente, justo y sostenido, con equilibrio y pluralidad, así como también el desarrollo de un proceso de entendimiento nacional que habilite a una verdadera transición política, social y económica ante los males incontestables que el país confronta.

Las lecciones que se desprenden del golpe militar el Chile y la caída del presidente Allende, hace 50 años, debe motivar a la reflexión política en América Latina, a la necesidad de restablecer y preservar la democracia; considerar y aprender de las lecciones del pasado; la conveniencia de componer equilibrios sociales, requisitos y condiciones éstas para precisamente asegurarla y preservarla en medio de los intereses políticos y sociales que dimanan de una sociedad plural que debe armonizar con miras a objetivos superiores en naciones que como las nuestros viven continuos episodios de inestabilidad política, económica, social que al final sacrifican nuestra aspiración de desarrollo, bienestar y justicia

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Esta entrada tiene un comentario

  1. Luis Blanco I

    Magnifico recuento. Hay que refrescar la memoria general

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