La recientemente fallecida Reina Elizabeth II fue una de las más importantes monarcas de la era contemporánea. Había llegado a cumplir los 70 años de su reinado recibiendo el reconocimiento mundial y, en particular, del pueblo británico. Fue testigo y actora de importantes acontecimientos de la vida de su país, Europa y el mundo. Se relacionó con los dirigentes mundiales en los distintos ámbitos a lo largo de ese tiempo y visitó numerosos países del mundo entre ellos varios de América Latina.
Recuerdo una de sus visitas a Barbados, una de los territorios británicos ubicado en el Caribe. De la misma manera estuvo en Jamaica, Bermudas, Panamá, Brasil y Chile y otros. Su primera visita a la región se produjo en 1968.
Todos los países de habla inglesa y que pertenecían a la monarquía fueron visitados por Elizabeth II.
En 1968, la monarca y su marido visitaron Brasil y Chile. En el primer país estuvieron en diversas ciudades: Salvador, Brasilia, Sao Paulo, Rio de Janeiro, entre otros. El presidente de Brasil era Augusto da Costa e Silva.
En Chile fue recibida con afecto popular. En ese entonces además de Santiago estuvo en Valparaiso.
Su relación con México fue muy especial. En 1975 estuvo allí y visitó varias de sus ciudades principales además de la capital. Fue recibida entonces por el presidente Luis Echeverría y su entrada contó con un cálido recibimiento por parte de la gente. Posteriormente, visitaron este entrañable país y en especial estuvieron en la ciudad de Acapulco. El país azteca fue particularmente cálido con ella y al respecto existe un testimonio de un representante de la BBC que señala: «»El cariño que se le manifestaba era muy evidente. Había una demostración de alegría y de buena voluntad para enviarle un mensaje a la soberana de que era muy bienvenida a México».
Aún cuando no estuvo en Venezuela recuerdo el importante recibimiento que la reina le tributó al presidente venezolano Carlos Andrés Pérez. En el acto protocolar, el mandatario marchó con honores entre las filas de los cuerpos de militares británicos que lo homenajeaban como gesto altamente simbólico por haber luchado en la independencia de Venezuela en célebre Batallón Británico el cual estuvo bajo las órdenes del Libertador Simón Bolívar.
Anteriormente, el Duque Felipe de Edimburgo, consorte de la reina, estuvo en Venezuela (1962) y se reunió al comienzo de la era democrática con el presidente Rómulo Betancourt, uno de los líderes fundamentales de la democracia en América Latina. Esta visita fue de alto interés político y se sentaron las bases del llamado «Acuerdo de Ginebra» entre Gran Bretaña y Venezuela para el reconocimiento de nuestra reclamación de la Guyana Esequiba, territorio despojado en el pasado y que es mayoritariamente venezolano.