José Félix Díaz Bermúdez
El 14 de septiembre de 1796, don Vicente de Sucre y García de Urbaneja (1761-1824), figura destacada de la independencia oriental venezolana, padre del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, y quien fue Teniente de las Compañías Veteranas de Infantería de Cumaná, solicitó al Rey de España su retiro: “en atención a sus servicios de 23 años y tener cinco hijos que desea hacer útiles al Estado, enseñándoles la labranza y fomento de los bienes que posee”. Además de los citados varones, dos hijas completaban el cuadro entonces de los nueve que en total nacieron del honorable matrimonio con doña María Manuela de Alcalá y Sánchez Ramírez de Arellano (1761-1802).
Ella, la madre del Mariscal, fue una digna mujer hija de Pedro de Alcalá y Rendón Sarmiento, quien fue Guardia Mayor, y nieta del Capitán Diego de Rendón Sarmiento y Palacios, quien fue Teniente de Justicia Mayor y parte de una familia enraizada en Cumaná.
Destaca entre sus principales ascendientes el hidalgo Garci Pérez Rendón y Sarmiento (1555-1617) quien fue uno de los conquistadores de Venezuela, y en especial en la región de los Cumanagotos, y quien provino del caballero Garci Pérez, vendedor contra los moros en 1291 en presencia de don Sancho IV “el Bravo”.
(Caballero Garci Pérez y Rey Sancho IV con príncipe Fernando)
Lo anterior significa que la raíz cumanesa del Mariscal no solamente proviene de los Sucre sino también en grado superlativo de la madre doña María Manuela de Alcalá desde los siglos anteriores. Ella falleció el 12 de julio de 1802 cuando este contaba 7 años de edad.
Para el momento del retiro de su padre de la milicia ya les había nacido Antonio José Francisco de Sucre y Alcalá, aquel memorable 03 de febrero de 1795, en la gloriosa Cumaná donde los Sucre y los Alcalá detentaban, al igual que el resto de sus otras ramas familiares, buen nombre y reconocimiento por haber prestado destacados servicios.
(Cumaná, mapa localización zona de la casa natal de Sucre).
La concesión de tal petición de don Vicente que dirigió a don Vicente de Emparan, entonces Gobernador y Capitán General de Cumaná (1792-1804) -quien a su vez había recibido el mando de manos de don Antonio de Sucre, Intendente Gobernador de la Provincia de Cumaná-, fue avalada por el Capitán General Interino de Caracas, don Joaquín de Zuvillaga, quien reconoció sus servicios desde la posición de cadete: “teniendo también un caudal suficiente para atender a su subsistencia”.
(Carta y firma de don Antonio de Sucre, entrega del mando a Emparan)
Se esperaba que se le reconociera el grado de Capitán al momento de su retiro y al respecto, don Antonio Montaña, Capitán y Comandante Accidental de las Compañías Veteranas de Infantería de Cumaná, aseguró el mismo el 06 de octubre de 1796, que el padre del futuro Mariscal: “con los bienes que posee, y su genio laborioso promete ser útil al Estado”.
(Retrato de Vicente de Emparan)
Finalizados los trámites, el 27 de mayo de 1797, el Rey le acordó la dispensa mediante la cual iba a percibir el: “sueldo de once pesos y dos reales”. Había obtenido pues el rango de Teniente Coronel de Infantería en la misma Cumaná, y Jefe del Cuerpo de Húsares de Fernando VII.
(Cumaná, mapa de 1810)
La situación militar de la Provincia en el año de 1796 reflejaba dificultades. Los ingleses habían atacado Trinidad y el Gobernador de Cumaná advertía sobre el estado de las milicias en la Isla. Expresó los temores de que los enemigos se dirigieran contra la tierra firme. “El puerto de Cumaná no tiene otra defensa que la que pudieran hacer los ocho cañones de la batería del Río en caso que quisieran hacer el desatino de atacarla…” indicaba el informe. De la misma manera, señalaba la poca resistencia que se podría ofrecer en el momento en el Fortín de San Antonio, y que sólo existían tres Compañías de Veteranos de Infantería y una de artillería, siendo preciso en un momento obtener los refuerzos de Guayana y de Barcelona.
No obstante lo anterior, el Gobernador Emparan había aumentado las fuerzas de la ciudad con una Compañía de Blancos, Pardos y Morenos: “agregados a la artillería”, y con tales medidas y riesgos generales todos los habitantes, y entre ellos los Sucre y otras familias, acudirían a sostener a Cumaná y si era preciso: “tomar las armas del Cuartel de Infantería” para resguardar valientemente aquella Plaza.
(Cumaná, fuerte de San Antonio)
Su padre, Antonio Mauricio de Sucre Pardo y Trelles (1723), nacido en Cuba y fallecido en ella luego de haber iniciado en la Primogénita la descendencia venezolana de los suyos, obtuvo el rango de Coronel de Infantería y sirvió a la misma con valor y determinación. Este fue Comandante, Regidor, Procurador General y Ejecutor de su Ayuntamiento; participó en la expedición a Guayana y obtuvo por disposición del Rey Carlos III el rango de Capitán de Artillería de los Castillos de Cumaná. Por su parte, su hermano, Francisco de Sucre y García Urbaneja (1762-1802), fue ascendido para ocupar la Primera Ayudantía de la Plaza cumanesa el mismo año del nacimiento del futuro Gran Mariscal.
(Escudo de Armas de la Familia Sucre)
A la vuelta de pocos años don Vicente de Sucre con decisiva actividad impulsó en la Provincia la Independencia a raíz de los sucesos del año 1810: suscribió el acta política con que la ciudad de Cumaná inició su admirable destino patriótico; asumió por orden de Supremo Poder Ejecutivo su defensa cuando la escuadra española proveniente de Puerto Rico intentó someterla; respondió con varonil determinación las amenazas del Gobernador realista de Margarita en su contra. Una expedición marítima de Cumaná salió a Barcelona dispuesta a asumir la defensa de la República cuando ocurrió la capitulación de Miranda en el año de 1812.
(Sucre, busco en Preux au Bois, Francia, lar originario).
Aquel hombre ejemplar de noblísima estirpe, don Vicente de Sucre, falleció el 03 de julio de 1824, en aquel año glorioso cuando su hijo alcanzó en Ayacucho la gloria inmarcesible aquel 09 de diciembre, sellado para siempre la libertad americana, fecha decisiva de la cual se cumplirán próximamente los 200 años.
Esta entrada tiene 2 comentarios
Lleno de precisiones
Muchas gracias apreciado Luis Felipe. Cumaná tiene raíces culturales, sociales e históricas extraordinarias.