¿Hacia dónde debe ir el Turismo?

José Félix Díaz Bermúdez

Recientemente en España, uno de los destinos turísticos más importantes del mundo, grupos ciudadanos y asociaciones han manifestado su preocupación en cuanto a la capacidad que el país tiene en estos momentos para admitir el nivel de flujos turísticos que se están evidenciando en estos momentos, en razón de la creciente demanda y del rudo verano que se ha visto en Europa.

Tal inquietud tiene diversas vertientes: unas convenientes en términos económicos, en razón de la significación que el sector turístico representa dentro de los ingresos del país, siendo en definitiva la primera industria de España (gasto acumulado de turistas internacionales alcanzó 126 mil millones de Euros en el 2024); otra con respecto a la sostenibilidad del sector en atención a sus impactos ambientales, sociales, culturales.  Esta última apreciación contiene también una importante justificación: la necesidad de que el turismo responda a un plan ampliamente discutido, integrador, constructivo, sustentable, que establezca responsabilidades y acciones concretas que vinculen a todos los actores fundamentales: gobiernos nacionales, regionales y locales; empresarios del sector, especialistas turísticos, especialistas de negocios, grupos de inversionistas, responsables del área de sostenibilidad, entre otros.

El turismo es una de las principales industrias contemporáneas y debe desarrollarse con criterios técnicos bien elaborados y asumirse como un asunto de trascendental importancia no sólo para países desarrollados como el caso de España, por ejemplo, referente mundial en la materia, sino más aún en el caso de países como Venezuela y otros del Caribe, con un potencial  enviable y atractivo.

Europa tiene historia, tradiciones, recursos materiales y humanos, centros de educación en el área, tecnología, infraestructura, transporte diverso y moderno, seguridad, vías urbanas y rurales, organización, servicios; nosotros disponemos por nuestra disponemos de un clima extraordinario, bellezas naturales únicas, varios buenos hoteles, tradiciones y culturas, la simpatía y la amabilidad de la gente, entre otros factores.

Cuando el turismo se asuma de una manera integral y se fije entre las prioridades del país, se eduque en la materia, se coordinen acciones, se proteja en emprendimiento, se resguarde el ambiente, se una a todos los sectores, se controle e impulse con una autoridad experta en el área, se planifique como parte de las responsabilidades especialmente locales y regionales, alcanzaríamos mejores resultados.

A finales del año pasado, en el marco del Foro de Turismo realizado en el mes de noviembre, uno de los aportes interesantes lo realizó el especialista Daniel Meyer, autor del artículo: «Los Objetivos del Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y el Turismo”.

En este estudio se destaca la importancia de los ODS y, de manera crítica, se señala que varios de ellos no se han cumplido y, en consecuencia, se precisa entre sus orientaciones que el sector turístico debe tener como guía constante de actuación y crecimiento tales objetivos internacionales, y precisa insertarlos en las acciones que debe acometerse en el sector.

En este orden de ideas, su ilustrador trabajo desarrolla algunos elementos claves:

 

«El Papel del Sector Académico en la Formación y la Innovación. El sector académico basado en las universidades tiene una responsabilidad clave en la formación y capacitación de la próxima generación de profesionales en turismo sostenible. Esta preparación va más allá de la simple transmisión de conocimientos técnicos. Se trata de inculcar valores de sostenibilidad, responsabilidad social y conciencia ambiental que son esenciales para enfrentar los desafíos actuales y futuros de la industria». 

El Sector Privado como Motor de Implementación de Prácticas Sostenibles: El sector privado es el motor de la implementación de prácticas sostenibles dentro de la industria turística. Desde pequeños operadores turísticos hasta grandes cadenas hoteleras, las empresas tienen el poder de adoptar y promover prácticas que minimicen el impacto ambiental, mejoren la eficiencia en el uso de recursos, y fomenten el bienestar social. Al adoptar la sostenibilidad como un pilar central de su modelo de negocio, las empresas no solo contribuyen al progreso del planeta y las comunidades, sino que también se posicionan mejor en un mercado global que valora cada vez más la responsabilidad ambiental y social.

Estas prácticas incluyen la reducción de emisiones de carbono, la gestión eficiente de recursos hídricos y energéticos, y la promoción del turismo responsable. Estos enfoques no solo benefician al medio ambiente y a las comunidades locales, sino que también pueden convertirse en diferenciadores clave en un sector altamente competitivo. A medida que los consumidores se vuelven más conscientes de los impactos de sus decisiones de compra, las empresas que demuestran un compromiso con la sostenibilidad obtienen una ventaja competitiva significativa.

El Rol del Sector Público en la Creación de un Marco de Apoyo. El sector público juega un papel fundamental en la creación del marco regulatorio, de apoyo y coordinación necesario para que todo el sistema funcione en armonía. Los gobiernos tienen la responsabilidad de establecer políticas y regulaciones que fomenten la sostenibilidad en la industria turística, al mismo tiempo de crear los incentivos para que las empresas adopten prácticas responsables. Esto incluye la implementación de normativas ambientales, la promoción de la igualdad de género y el trabajo decente, y la facilitación de la participación comunitaria en el desarrollo turístico».

 

En vista de estas recomendaciones se hace necesario adoptar el Desarrollo Sostenible, sus conceptos, requerimientos, objetivos como parte de la gestión pública y privada en materia de turismo. Al respecto debemos preguntarnos: ¿Existen localmente ordenanzas que determinen la obligación de establecer y desarrollar Planes Municipales en materia de Turismo? ¿Existen comisiones permanentes de turismo que integren los altos niveles de decisión de los gobiernos regionales, locales, empresas, hoteles, restaurantes, agencias de viaje, transportistas, proveedores y otros involucrados con el sector? ¿Se organiza de manera sistemática y técnica la oferta turística según las temporadas, oportunidades y localidades? ¿Existen políticas de desarrollo y mantenimiento constante de la infraestructura turística? ¿Cuánto se planifica e invierte en materia de calles, alumbrado, limpieza, seguridad, señalización en los sitios o localidades turísticas con criterios de sustentabilidad? ¿Existe un desarrollo integral del turismo en las localidades que presente la oferta cultural, ambiental, gastronómica, comunitaria? ¿De qué manera se promociona el turismo local y regional? ¿De qué manera las comunidades: taxistas, comerciantes, empleados son capacitados en atención al cliente y en tareas de promoción turística?

Estas son algunas de las muchas interrogantes que deben ser formuladas, examinadas y respondidas por los actores y responsables para desarrollar realmente la Industria del Turismo en Venezuela y otros países caribeños y andinos, en todas aquellas regiones y en las localidades de mayor atractivo para el país.

Un concepto moderno de Turismo dentro de la sostenibilidad es el Turismo Durable que comprende tres aspectos: la dimensión ambiental a fin de reducir el impacto en el ambiente; la dimensión social a fin de favorecer a las comunidades locales y estimular su cultura y tradiciones; y la dimensión económica, el beneficio para las poblaciones donde se encuentren.

Una forma de hacer y ofrecer turismo de acuerdo a estos principios es la que se hace necesaria y, en tal sentido, puede orientarse las preocupaciones en España y en otros lugares de importancia en el mundo.

 

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