Anzoátegui y su Tumba

 

José Félix Díaz Bermúdez

Uno de nuestros héroes orientales principales en la lucha por la libertad de América, por la independencia de Venezuela y de Colombia, cuyos restos aún se encuentran extraviados, quien sabe dónde, en las profundidades de la tierra de una Iglesia en Pamplona, luego del terremoto de 1875, es el general de división José Antonio Anzoátegui.

Aquel aciago día cuando su sorpresiva muerte entristeció a Colombia que ya lo enaltecía por su decisiva templanza en la batalla de Boyacá -en la que se libertó a esta patria-, en un asiento documental de la Parroquia Mayor de Nuestra Señora de las Nieves del día 16 de noviembre de 1819, se dejaba constancia de que procedía a dar sepultura: “al Sor. General de la división del Norte en la Nueva Granada C. Joséf Anzoátegui”, a quien se le brindó la extremaunción por la prontitud de su fallecimiento.

Allí quedó para siempre el héroe de recio carácter, tal y como lo apuntaron en una de sus fidedignas descripciones, rudo para algunos, pero afanado y valiente: “confundido con el polvo, mezclado con la tierra en donde acaso hunde sus raíces algún árbol centenario”, tal y como lo señaló en una fecha simbólica el monseñor venezolano Carlos Sánchez Espejo.

¡Qué pena y extraña una muerte tan pronta cuando la gloria lo esperaba entre los principales vencedores de la independencia!

Si atendemos el texto de una carta suya en la que expuso aspectos fundamentales de su vida encontramos indicaciones admirables de lo que fue y sentía, lo que llevaba en su alma patriótica, en sus sentimientos humanos, en lo que había decidido como acción y propósito de vida: “desde su primera infancia hasta la edad presente ha dirigido sus acciones y operaciones de modo que su vida fuese útil y en el modo posible, gloriosa a la salud de la Patria. Siguiendo estos principios es que por dos veces ha desamparado gustoso el abrigo de su familia y el descanso de su casa y ha marchado a sufrir las incomodidades de la guerra y a aniquilar, si le hubiese sido posible, los enemigos de la libertad…”, de Venezuela, de Colombia, de América.

El amor a la patria, el servirle y ofrecerle una vida útil sin importar los sacrificios: qué ejemplo más sublime y todo por la causa sagrada de la libertad de los hombres y de las naciones.

Al momento que eso señalaba partía entre otros jóvenes orientales al lado del Generalísimo Miranda quien dejó en muchos de ellos, y se hace necesario rescatarlo, el primer ejemplo y el más grande de los sacrificios. Miranda, el que como muy pocos, fue al mismo tiempo actor extraordinario y víctima de las pasiones de la Revolución.

Esa generación que salió de Cumaná o de Barcelona y que prestó servicios distinguidos en las campañas de Venezuela, de Colombia, de Quito y del Perú, tienen en José Antonio Anzoátegui y en Antonio José de Sucre representantes admirables del ejemplo y la acción de los orientales en la libertad americana.

Pamplona y sus Iglesias, fundadas algunas desde la fundación de la ciudad, y que era una Ermita en 1549, fue creciendo en importancia y arraigo entre los vecinos del lugar y más con su carácter de Iglesia parroquial. Ese templo sagrado fue desde el comienzo el que erigieron los descubridores y los primeros pobladores. Su historia y su presencia es de lo más significativa.

Allí reposan sin saberse ahora exactamente por los rigores del tiempo, por los avatares de la naturaleza, los restos del general Anzoátegui. Diversos terremotos durante el siglo XIX y en el siglo XX señalaron en parte su destrucción. Por desgracia el de 1875 determinó que los restos no se pudieron ubicar.

Mientras aparecen, cuando una profunda y sostenida investigación se organice con el aporte de distintas disciplinas y equipos de trabajo, tenemos la certeza que se encuentran en una tierra bendecida, donde se concentraron las primeras oraciones cristianas de aquella población, Pamplona colombiana, noble e hidalga fundada por España, pero que hecha libre tiene en sus entrañas al héroe de Boyacá, a este héroe venezolano a quien Colombia honra entre sus primeros generales, y quien bajo el mando de Bolívar la hizo nacer como República independiente y soberana.

Se cumplirán el 15 de noviembre los 206 años de su fallecimiento.

(Tomado de El Universal, 02/11/2025)

 

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