José Félix Díaz Bermúdez
En nuestro entorno iberoamericano sacudido por procesos desestabilizadores, por tendencias antidemocráticas, violaciones a las garantías políticas y a los derechos humanos, en medio de una dirigencia oportunista y populista, han surgido dos liderazgos de mujeres con destacada trayectoria que expresan un sentido renovador y afirmativo de lo que debe ser el poder del Estado, de la Sociedad, las instituciones y la ciudadanía: por un lado Isabel Díaz Ayuso, en España, y por el otro, María Corina Machado, en Venezuela.
A la primera, le he seguido con especial interés en España. Su mensaje, su actuación, su carisma, las dificultades que ha enfrentado, su manera de intervenir en la política con postura combativa e inteligente, con visión orgánica e integradora de la ciudad y del país, nos permite considerarla como una de las figuras políticas contemporáneas más prometedoras y con mayor aceptación en la sociedad española actual.
Isabel, como la llama con afecto el pueblo de Madrid, es una influyente lideresa con trayectoria ascendente en el Partido Popular (PP), que ha registrado una obra administrativa, comunitaria y parlamentaria destacada.
La observamos en medio de la crisis generada por el: «Covid 19» y su acción -similar a la de otras dirigentes femeninas mundiales en esa contingencia-, fue afirmativa, práctica, decidida. En medio de las dificultades, supo definir las políticas y las acciones que emprendieron en la Comunidad de Madrid, alcanzando uno de los mejores niveles de atención y cobertura en toda España.
Presenta un liderazgo renovador, competente, responsable, participativo, hasta el punto que ya en dos oportunidades ha ganado con solvencia la Presidencia de la Comunidad de Madrid, la más importante de España, impulsando al Partido Popular hacia una muy posible victoria electoral general ha realizarse este mismo año. Isabel representa una generación política formada en la democracia y comprometida con un desempeño constructivo de la gestión pública.
Su postura se orienta hacia varios aspectos esenciales: la defensa, el rescate y la preservación de la democracia; la vigencia de las instituciones y de la unidad de España por encima de los nacionalismos; el desarrollo de Madrid como una de las ciudades más modernas de Europa con mayor calidad de vida y el desarrollo de una respetuosa y constructiva convivencia de distintos grupos y culturas sociales; la existencia de una ciudad que pertenece a sus ciudadanos con sentido igualitario, integrador y participativo.
Su relación con colectivos latinoamericanos y, en especial con los venezolanos, es fraterna y solidaria, manifiesta en sus discursos conocer la realidad actual, sus consecuencias y su aspiración de recuperar y fortalecer la democracia y el bienestar perdido de sus ciudadanos. Asume frente al mundo hispánico una visión política y social de conjunto, con sentido de integración e identidad humana y cultural basada en nuestra historia común y en los valores de libertad que defendemos. Isabel Díaz Ayuso, analiza con criterio los errores, las dificultades y los riesgos que confronta América Latina y advierte lo que la misma España debe salvaguardar.
Recientemente, por ejemplo, mientras el presidente de Gobierno español Pedro Sánchez, no acudió al acto en homenaje al poeta venezolano Rafael Cadenas, ganador del reconocido Premio Literario: “Miguel de Cervantes, 2022”, el más importante de la literatura en lengua española, Díaz Ayuso lo consideró un gesto impropio del gobernante hacia el poeta, hacia Madrid y hacia el mismo Rey, pero por su parte no faltó su reconocimiento al escritor venezolano y a nuestro pueblo.
Por su parte, María Corina Machado es una heroína civilista, una mujer templanza particular, con carácter, formación, sentido y visión de lo que significa un país y de lo que debe ser Venezuela.
Su presencia y determinación en estas difíciles décadas nacionales ha sido una de las más constantes en defensa del ideal democrático, del rol de la sociedad y de los partidos en una situación como la nuestra y ha sido constantemente marcada y señalada por sus adversarios.
María Corina se opone de manera categórica al autoritarismo, al mal gobierno, al deterioro de las condiciones democráticas, a la división entre venezolanos y a la alarmante migración que vivimos por la falta de condiciones materiales y laborales ante una deficiente gestión gubernativa y pésima situación general representada en la pobreza de la población, la corrupción, la inseguridad, la dependencia del Estado, la pérdida de las instituciones, la subordinación del individuo y de la sociedad frente al poder.
Ambas personalidades públicas se identifican con la necesidad una sociedad libre, productiva, creadora de bienestar, en la cual la misma tenga un papel principal y el gobierno debe estar al estricto servicio de los ciudadanos, de su bienestar, de sus derechos y garantías, y responder de manera coherente ante los mismos con políticas públicas serias, transparentes, modernas, efectivas y responsables.
Isabel Díaz Ayuso y María Corina Machado coindicen en ubicarse políticamente en el centro democrático. Creen en la libre empresa, en la libertad individual, en la pluralidad política, en la igualdad de la mujer, en la actividad emprendedora y productiva, en la eficacia y eficiencia del Estado con un rol promotor del individuo y de la comunidad donde actúa.
Díaz Ayuso ha contado con la solidez de un partido político con trayectoria democrática y gubernamental en España, tal y como es el Partido Popular, que a pesar de sus altibajos, representa la principal alternativa democrática para la sociedad española en estos momentos en que se aproximan las elecciones generales.
María Corina, en cambio, no dispone de un partido político que haya ejercido funciones de gobierno, se ha enfrentado al deterioro de la política y de sus asociaciones, el descontento popular y la pérdida de confianza en la dirigencia de todos los sectores y ha emergido en medio de la lucha de asociaciones ciudadanas democráticas que la llevaron al Parlamento como diputada pero cuyo ejercicio fue interrumpido e inhabilitado por el gobierno actual.
En medio de las condiciones más adversas ha alcanzado indudable significación nacional e internacional como dirigente democrática que cuenta con un innegable y creciente apoyo popular en Venezuela y prestigio en el exterior.
Ambas mujeres tienen cualidades extraordinarias de conducción, formación y experiencia, con alto sentido gerencial y empresarial, ética política, defensoras de las libertades y del rol de la sociedad y del gobierno, propulsoras de un modelo de liderazgo político responsable, integrador, plural que oriente la misión del Estado a favor del desarrollo de las potencialidades del sociales e individuales.
Ambas mujeres representan sin duda para sus respectivos países un nuevo y renovado liderazgo que se distancia de los tradicionales y están en condiciones de llegar al poder y contribuir a la fe en la política, la democracia, el gobierno, las libertades amenazadas de manera constante por el totalitarismo y el autoritarismo de esta época incierta y compleja.
Esta entrada tiene 6 comentarios
Excelente artículo
Muchas gracias
Muchas gracias, muy amable.
Magnífico articulo sobre dos mujeres con visiones claras del rol a cumplir en la funcion y gestión publica , al servicio de su comunidad, de su país.
Muchas gracias.
Creo que no hay lugar a ninguna comparación que no sea la hermosura de ambas. Desde el punto de vista político IDA ha sabido limitar estratégicamente sus diferencias con sus colegas departido y el resto debopisitores. Por otro lado MCM se acostumbró a implosionar a la oposición democrática y, recordemos, en 2015 lanzó sus propios candidatos fuera de la MUD e hizo que se perdieran 6 a 9 cutiles por su ambición desmedida. En 2032?llamó a la abstención y logró con esa ”jugada magistral” de su ambición de poder, que el tirano Alí Babá Maduro ganara 20 gobernaciones y más de 200 alcaldías que las hubiera perdido si la “anti heroína” especialista en Divide y Perderás exige que los demás rindan cuenta pero ella nunca lo hace. Recientemente aseguró que “no se arrepiente de nada de lo que ha hecho”.
Más claro imposible. IDA por el contrario, vive rindiendo cuentas al pueblo madrileño y se ha disculpado muchas veces por sus errores.
Conclusión: son diametralmente opuestas