La ubicación de un paisaje y la identificación de una encumbrada mujer le permite al arte y a la historia descubrir quién es la verdadera «Gioconda», inmortalizada en la obra del gran genio Leonardo da Vinci.
Bianca Giovanna Sforza (1482-1496) fue una hija ilegítima del Ludovico el Moro, poderoso señor Italiano protector del pintor.
No obstante el hecho de haber sido ilegítima e hija de Bernardina Corradis, amante del citado noble, fue distinguida de reconocimiento.
Leonardo la conoció en la corte de su mecenas y para honrar su gracia y belleza y como un modo de halagarles pintó la célebre obra de la suave, sugerente y enigmática sonrisa.
De esta hermosa dama se conoce otra pieza pictórica que se le atribuye al propio artista.
