He tenido como venezolano la presencia en nuestra tierra, que es suya igualmente, de una mujer significativa de Brasil, patria vecina y hermana, en un encuentro humano que me suscita muy serias reflexiones sobre nuestra patria.
Esta experiencia comprende la admiración de nuestra bellezas naturales, gastronomía, la amabilidad de nuestra gente, la generosidad que aún muchos conservan, la observación de nuestras industrias, comercio, productos; la huella de nuestros arquitectos e ingenieros a través de obras emblemáticas que edificó un país moderno en América Latina.
El 24 de julio en nuestra Caracas inmortal, la cuna del Libertador y de tanto venezolano ejemplar cuyo nombre aparece entre lo más destacado de la historia de América Latina y el mundo, visitamos lugares importantes: la Casa Natal de Bolívar, su plaza, el Museo Bolivariano, el Panteón Nacional, entre otros sitios principales. Percibió el respeto que a los venezolanos inspira el nombre de su héroe, el más grande del mundo durante el siglo XIX.
Ante las situaciones negativas presentes en Caracas, lógicamente he sentido pesar e indignación ciudadana en un país que fue grande y hoy se encuentra disminuido cuando sus servicios esenciales fallan, su transporte es deficiente, se evidencia la basura en la ciudad, al peatón no se respeta.
Mi reflexión se orienta a que debemos mejorar y superar esta lamentable situación nacional, que no se puede silenciar la demanda de buenos servicios, seguridad, mantenimiento; que debemos rescatar lo que fuimos; que tenemos cualidades morales e intelectuales elevadas; que somos actores de un pasado admirable del que nos enorgullecemos y que no debemos desmerecer con nuestra conducta actual y la falta de ciudadanía, eficiente gestión pública y privada para lograr mejores niveles internacionales.
Atravesamos una difícil época, necesitamos educación, ciudadanía, gobernabilidad, responsabilidad, circunstancia que desgraciadamente también viven y deben superar otras naciones.
Venezuela no puede seguir retrocediendo y degradándose; conformarse con lo malo y justificar con argumentos insostenibles y foráneos sus desgracias.
Los venezolanos somos abiertos, cordiales, generosos, humildes, alegres, nobles; los venezolanos somos gente de bien, gente afable. Venezuela ha recibido siempre muchos extranjeros que han prosperado entre nosotros y nosotros con ellos constituyendo una sola Nación.
Sueño con una Venezuela libre, organizada, educada, próspera, renovada en todos los ámbitos; sueño con una Venezuela respetable; sueño con una Venezuela ejemplar que regrese a su esencia de gloria, dignidad y de virtud.
